“El bronceado es la respuesta a una agresión y debemos ser conscientes que no hay un bronceado sano. Además esta capacidad disminuye con los años y no todos los fototipos son capaces de generarlo. Sombrilla, gorros, gafas y por supuesto un buen filtro solar nos ayudarán a contener la radiación solar sin evitar las actividades de ocio y disfrute.”, explica la Dra. Paloma Cornejo. “El peligro de la radiación solar aumenta con las horas de exposición y no es raro que, tras las primeras exposiciones solares después del invierno, aparezcan las temidas alergias solares en escote y brazos, que realmente se llama erupción polimorfa solar. El filtro solar ideal debe superar un SPF 50. Por supuesto que cubra UVA y UVB y si es posible infrarrojos y luz visible, estando esta última radiación implicada en la aparición de manchas”, añade.
“Hay que ser generoso con las cantidades por que si no este índice no se cumple y repetir la aplicación cada dos a tres horas en caso de exposición continuada”, cuenta la Dra. Cornejo sobre el método de uso adecuado de este producto, que debe utilizarse en rostro, cuello y escote 20 minutos antes de la exposición solar o como último paso de la rutina de cuidado de la piel, masajeándolo suavemente hasta que sea totalmente absorbido.
Tal y como nos explica la doctora, las consecuencias del sol a corto plazo son las quemaduras, la aparición de manchas, las fotoalergias, las fototoxicidades medicamentosas y también las intolerancias solares. “A largo plazo se produce un daño celular acumulado que se traducirá en envejecimiento cutáneo con arrugas, lentigos, hipopigmentaciones en gotas. adelgazamiento y fragilidad cutáneos”.
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DRA. PALOMA CORNEJO, dermatóloga en estética avanzada.
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